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sábado, 10 de marzo de 2012

EL ASESINATO DEL INKA WASQHA



Entendiendo Atahualpa que la presencia de su hermano Wasqha ya no garantizaba el sometimiento de las nacionalidades contrarias a él y que la vida de este  no sólo era un serio obstáculo para la obtención de su libertad y la recuperación del trono imperial sino su propia perdición, mandó secretamente a sus generales que le enviasen preso a Wasqha con la finalidad de matarlo en el camino a Cajamarca. Enterado Pizarro, le recriminó diciéndole que pagaría con su vida la vida de su hermano, más Atahualpa lo calmó diciéndole que él también lo quería ver sano y salvo en Cajamarca.
Mientras tanto el desdichado Wasqha acompañado de su madre la coya Rahua Ocllo,sus esposas,parientes y allegados avanzaba por los caminos de la cordillera, “…descalzo y semidesnudo con claras huellas de golpes en el cuerpo…” y con los hombros horadados por las cuerdas con lo que lo arrastraban sus enemigos. Guaman Poma de Ayala menciona que "Al Inca Huascar,una vez preso, le maltrataron dándole de comer maíz y chuño podridos, por coca, hojas de chilca ( planta medicinal de sabor muy amargo) ;por llipta, panecillos de ceniza;le dieron excremento humano y estiércol húmedo de llama;por chicha, orines de llama;por frazada una estera, y por esposa, una piedra larga vestida de mujer". En Taparaco,cerca de Pachas, en los Huamalíes (serranías de Huanuco), tuvo el Inca prisionero un encuentro sorpresivo con Bueno, Moguer y Zárate, los tres españoles que viajaban al Cusco, enviados por Pizarro para apresurar las remesas de oro y plata ofrecidos por Atahualpa en su rescate.Mena dice que Wasqha les prometió  a los tres cristianos incalculables tesoros como cuatro bohíos o casas de oro,además de llenar la            plaza del Cusco, con vasijas de oro y plata,si le ayudaban a liberarse de la situación en la que se encontraba y le devolvían el reino del Tahuantinsuyo.
Los cronistas dicen que mientras los quiteños realizaban la masacre de Andamarca,entonaban a su vez la canción de los muertos,canción que la venían entonando desde el Cusco, como si Wasqha y su séquito de condenados hubiesen sido sólo un grupo de cadáveres.
Temeroso Atahualpa por la cercanía de su hermano y la gravedad en el desarrollo de los acontecimientos, ordenó a sus capitanes la muerte de Wasqha, no sin antes librarse astutamente de la amenaza de Pizarro, diciéndole: ”mis capitanes sin yo sabello lo han muerto” por lo que cayendo en la trampa, Pizarro lo perdonó. La muerte de Wasqha se habría producido en tierras de los indios Huamachucos (entre Ancash y la Libertad), cerca de un acantilado que daba al río Andamarca. Allí mataron los quiteños al general wasqharista Guanca Auqui, a su madre Rahua Ocllo,a sus esposas favoritas y sus hijos más queridos. Los cronistas no precisan si al Inka lo quemaron o lo arrojaron al rio, aunque nadie parece negar la posibilidad de que antes lo descuartizaran vivo, así acabó la vida de Wasqha, que en la autorizada opinión de Maria Rostworowsky no era otro que el Inca Urin (religioso).

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