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sábado, 10 de marzo de 2012

EL SEGUNDO VIAJE DE PIZARRO (1526-1527) "EL DESCUBRIMIENTO"




Después de haber estado en Panamá, Almagro al mando de dos navíos y llevando entre otros al piloto profesional Bartolomé Ruíz de Estrada y al artillero cretense Pedro de Candia se juntó con Pizarro en Chochama. Con los dos barcos y tres canoas, Pizarro y sus hombres partieron de Chochama, pasando por el fortín del Cacique de las Piedras,donde se vengaron viejos agravios, siguieron hasta la Isla de las Palmas y posteriormente hasta el río de San Juan, en donde desembarcaron dispuestos a explorar el interior. Mientras Almagro regresaba con uno de los navíos a Panamá, el piloto Bartolomé Ruiz, por orden de Pizarro, pasó a explorar las costas sureñas. Frente a la bahía de San Mateo,en el actual Ecuador, Ruíz hizo un importante hallazgo: una embarcación con comerciantes de origen tallán procedentes de una ciudad a la que llamaban Tumbes.La balsa tenía vela y remo-timón, portando en su caseta, balanzas, telas finas de algodón, cantarillos rojos y platos negros, entre otros objetos.Los mercaderes tallanes se lanzaron al mar pero, tres de ellos fueron capturados: serían bautizados después como: Fernandillo, Felipillo y Francisquillo. Así mismo, durante su recorrido el piloto Ruíz había cruzado por vez primera de norte a sur, por el Pacífico, a la altura de Coaque, la línea ecuatorial. Reunidos en San Juan, Pizarro, Ruíz y Almagro, este último noticiaba el reemplazo de Pedrarias por don Pedro de los Ríos, como nuevo gobernador de Castilla de Oro.

Embarcados hacia el sur, bajaron a tierra en la bahía de San Mateo  donde continuaron a pie, atravesando las tierras de los Barbacoas y Atacames. En este lugar los viejos socios estuvieron a punto de pelear, dejándose llevar por la queja de los expedicionarios (hecho conocido como:“la porfía de Atacames”). Cansados de las duras jornadas, del calor, de los encuentros con los indios, los hombres de la hueste exigieron a Pizarro retornar a Panamá. Luego avanzaron hasta el río Tempula, bautizado como Santiago, de donde regresaron a la bahía de San Mateo. Embarcados nuevamente, el destino fue una isla llamada por los españoles como la Isla del Gallo. Una vez allí y casi en secreto, dos navíos al mando de Almagro y el veedor Carballo se regresaron a Panamá a traer nuevos hombres de refuerzo, más algunos descontentos se dieron maña para remitir una nota a Doña Catalina de Saavedra, esposa del gobernador Pedro de los Ríos. La nota escrita por Juan de Saravia fue envuelta en un ovillo de algodón blanco y decía:

"A señor gobernador
miradlo bien por entero
allá va el recogedor
y acá queda el carnicero"

La treta del ovillo resultó, pues preocupado por la suerte de los quejosos, De los Ríos remitió a su capitán Juan Tafur, quien una vez en la isla conminó a Pizarro a retornar a Panamá. No dispuesto a ver truncos sus objetivos, Pizarro se opuso y desenvainando la espada marcó con ésta la arena diciendo: "Por este lado se va a Panamá, a ser pobres; por este otro al Perú a ser ricos, escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere". Catorce españoles cruzaron la línea, más uno de ellos, Ruíz, tuvo que regresar a Panamá por orden de Pizarro. Estos hombres son conocidos como "Los Trece del Gallo" y fueron: Nicolás de Ribera “el viejo", Cristóbal de Peralta, Antón de Carrión, Pedro de Candia, Domingo de Soraluce, Francisco de Cuéllar, Juan de la Torre, Pedro de Halcón, García de Jaren, Alonso de Briceño, Alonso de Molina, Gonzalo Martín de Trujillo y Martín de Paz.

Tafur trasladó a los 13 españoles y a los tres tallanes  a la isla de la Gorgona, donde había más alimentos. Allí esperaron durante seis meses hasta que un día avistaron la nave del buen Ruíz que retornaba en su búsqueda. Pizarro mando aproar al sur, tocando en su recorrido la Isla de Santa Clara,donde hallaron un gigantesco ídolo de piedra. Tiempo después se encontraron con cinco embarcaciones tumbesinas, quienes al reconocer a los tres tallanes capturados por Ruíz , los dirigieron a una ciudad, la que supieron era Tumbes. La ciudad aparecía amurallada y les traía un vago recuerdo de Valencia, por eso la bautizaron como "Nueva Valencia de la Mar de Sur". Los amistosos nativos al mando de su curaca Chillimasa  los invitaron a bajar. Se ofreció el marinero Bocanegra quien volvió al poco tiempo contando maravillas, luego un negro Guineo y Alonso de Molina, quien regresó entusiasmado. Lo siguió finalmente el arcabucero Pedro de Candia "El Griego" a quien los tallanes tumbesinos identificaron como el dios Wiracocha, al parecer por la demostraciónes de tiro que hizo con su arma. Embarcados nuevamente, todos al mando de Pizarro siguieron navegando hacia el sur, pasando por la Isla de los Lobos, la costa de Paita, Malabrigo ,donde desertó el marinero Bocanegra. Hasta que avistaron la desembocadura de un río, al que después sabrían, los nativos llamaban Saucha y los españoles llamarían "Santa". Desde este río se regresaron a Panamá, no sin antes bautizar como Sierra Morena a las imponentes rocas de la Cordillera Negra.Habían llegado los españoles al territorio de los Incas, la empresa del Levante se transformaría así en la empresa del Pirú o Perú, sinónimo de riqueza. 
Las balsas tallanes por su tamaño y velamen eran las más grandes y mejores de América.

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