Entradas populares

sábado, 10 de marzo de 2012

EXPEDICIONES A PACHACAMAC Y AL CUSCO


EXPEDICIONES A PACHACAMAC Y AL CUSCO

Debido a la lentitud con que llegaban los tesoros a Cajamarca, Atahualpa indicó la conveniencia a Pizarro de que su hermano Hernando Pizarro fuese a Pachacámac para recoger las piezas de oro y plata del  templo yunga y cuyos sacerdotes no estaban muy dispuestos a entregarlos para el rescate. Atahualpa le explicó a Pizarro, que sólo de aquel templo se podía obtener el doble de oro y plata que él había ofrecido por su rescate. Por entonces se encontraban en Cajamarca algunos sacerdotes del templo a los cuales Atahualpa había ordenado venir, sorprendido Pizarro por el trato que les daba, le preguntó el porque de su falta de respeto a los sacerdotes de una divinidad tan importante, Atahualpa respondió que para él, Pachacamac no era dios, porque era mentiroso,contándole a Pizarro los desaciertos del famoso oráculo de Pachacamac."Has de saber,señor que estando mi padre malo en Quito le envió a preguntar que qué haría para su salud,y dijo que le sacasen al sol,y en sacándole murió. Huáscar, mi hermano, le envió a preguntar que quién había de vencer: yo o él; dijo que él, y vencí yo.Cuando vosotros venísteis, yo le envié a preguntar que quién había de vencer:vosotros o yo; envióme a decir que yo, y vencísteis vosotros. Así que es mentiroso y no es dios, pues miente".Sorprendido Pizarro por la respuesta del Inka le pidió seguridad para los españoles que acompañarían a su hermano. Atahualpa replicó que no temiese pues estando él vivo nadie osaría tocar a los españoles, diciéndole también, que como garantía y salvoconducto de los cristianos acompañarían la expedición algunos orejones, entre ellos un hermano del Inka, probablemente Tito Atauchi. Pizarro entendió que el viaje era necesario para explorar el país, comprobar la reacción de los naturales y seguramente calcular la riqueza que podrían conseguir después.

La comitiva compuesta además por centenares de  indios cargueros y esclavos salió de Cajamarca el 5 de enero de 1533.Los expedicionarios pasaron por Pultumarca (baños del Inca),Yamobamba (Namora),Ichocán, el valle de Condebamba y por el mismo camino de los Incas llegaron a Huamachuco, donde encontraron los escombros del templo de Catequil, destruído unos meses antes por el Inka Atahualpa, por haberle sido desfavorable el oráculo de dicho dios.Los cristianos encontraron allí un gran tesoro que el capitán Mena calculó en unos 100,000 pesos castellanos.Zaraté que era Contador dice que Hernando Pizarro encontró en Huamachuco a un hermano de Atahualpa llamado Auqui Illaquita (los españoles lo bautizaron como Illescas) que llevaba para el rescate de su hermano 1254 kilos de oro equivalentes a unos 300,000 pesos,por lo que le escribió a su hermano Francisco el envió de  cristianos para conducir con mayor seguridad aquel tesoro.Estando en Huamachuco , Hernando escuchó rumores existentes sobre la proximidad del ejército del general atahualpista Calcuchímac, pero hechas las averiguaciones concluyó que sólo eran pequeños grupos de soldados indígenas pues el grueso del ejército se encontraba en Jauja, muy lejos de Huamachuco. Después de una corta permanencia en este lugar,los expedicionarios continuaron con su viaje por Andamarca, donde tiempo después sería asesinado el Inka Wasqha, el Callejón de Huaylas, por la ruta de Corongo, Caraz, Yungay, llegando a Huaraz el 20 de enero.De Recuay bajaron a la costa descansando en Paramonga los diás 26 y 27 de enero,siguieron luego por Barranca,Huaura y Chancay (llamado entonces Suculachumbi). Cuando los cristianos en el camino preguntaban por el templo de Pachacámac, nadie quería darles noticia del lugar sagrado por habérselos prohibido así  los sacerdotes yungas en su viaje a Cajamarca, amenazando a la gente que morirían de inmediato si hablasen algo del templo y sus riquezas fabulosas. El 1°de febrero los cristianos ingresaron al valle de Lima ,saliendo a recibirlos el hatuncuraca Taurichumpi. Este condujo a los españoles, llegando al santuario costeño el 2 de febrero.En los días siguientes se reunieron en Pachacámac los curacas y señores de toda la región como Tambiambea el señor de Chincha,quien llegó con un gran séquito de nobles y muchos regalos; Guaxchapaicho, señor de Huaura; Lincoto,señor de Malaque; Guarili,señor de Huarco; Alincay,señor de Hoar; Aci, señor de Colixa; Ispilco, señor de Sallicamarca; Xaxa,señor de Yauyos y Ninavilca, señor de Huarochirí.Después de comunicar Hernando el objeto de su visita, procedieron los expedicionarios a la profanación de los ambientes,dándose con la desagradable sorpresa de que los incalculables tesoros habían sido retirados de los almacenes y se les había escondido.Indignado Hernando ascendió hasta el templo principal donde existía un pequeño aposento que guardaba en su interior el ídolo del dios Pachacámac,cogió el venerado madero y lo derribó con furia, luego lo sacó arrastrandolo por el suelo para rodarlo a puntapiés por las rampas y las escaleras.El ídolo,personificación del caos, de los movimientos sísmicos y tan temido en el mundo andino, cayó en el patio inferior, donde fue totalmente destruido en presencia de los sacerdotes, los curacas e indios principales de toda la región. En el camino de regreso, Hernando se desvió al valle de Jauja donde con engaños convenció a Calcuchimac (el temido general de Atahualpa) a acompañar la comitiva de regreso a Cajamarca. Ya en dicha ciudad (el 14 de abril de 1533) los españoles trataron a Calcuchimac como un prisionero más, llegándosele a quemar el cuerpo, por no querer dar cuenta de los tesoros de Wásqha(r).

Mientras tanto preocupado por el retraso en la remisión de los tesoros del Cusco, Atahualpa aconsejó a Pizarro el envío de emisarios a la capital con el fin de acelerar la remisión del oro del Coricancha. Fue así como tres españoles: Pedro Martín Bueno, Pedro Martín de Moguer y Juan de Zárate, acompañaron un numeroso cortejo atahualpista en dirección a la ciudad del Cuzco: era el 15 de Febrero de 1533. A su regreso y cargando grandes cantidades de oro y plata, los tres contaban que a las alturas de Taparaco (Huánuco) se habían cruzado con el Inca Wasqha quien era llevado prisionero por las tropas de Atahualpa en dirección a Cajamarca. Los cusqueños los habían recibido como hijos del dios Wiracocha y a su paso poniéndose en cuclillas, se arrancaban y soplaban cejas y pestañas (ritual denominado “la Mocha”), además contaban que el Cusco estaba sojuzgado por el general atahualpista Quisquis.

Para cuando los tres españoles regresaron a Cajamarca se encontraron con Almagro, quien con 150 hombres de a pie y otros 50 de a caballo había arribado proveniente de Panamá.

1 comentario: